26 febrero 2008

EMILIA BASIL: THE DEMON COOK OF GARAY AVENUE

Las historias acerca del barbero asesino Sweeney Todd comenzaron a surgir en Inglaterra a mediados del siglo XIX, siendo la primera, probablemente, la escrita por Thomas Peckett Prest en 1846. Hay muchas versiones diferentes donde difieren los personajes involucrados, sus nombres y la relación entre ellos. Siempre se ha considerado una leyenda urbana aunque Peter Haining asegura en dos de sus libros que el personaje y los hechos de Sweeney están basados en un personaje real que cometió esos crímenes alrededor de 1800. Lo que pasa es que quien ha intentado corrroborar la teoría de Haining, se ha vuelto con las manos vacías.

Así, esta lúgubre historia del barbero degollando a sus clientes y su compinche amante utilizando la carne de los cadáveres como relleno de las empanadas, pronto fue inspiración para muchos relatos, obras de teatro, películas y, desde 1979, un estupendo musical de Stephen Sondheim (para muchos su mejor obra) que en 2007 ha adaptado (bastante meritoriamente) al cine Tim Burton.

Lo que no sabía es que poco antes de nacer yo, ocurrió en Buenos Aires, Argentina, algo que se asemeja bastante al cuento de Sweeney Todd. Lo curioso es que aquí asesino y cocinero se unen en la misma persona, Emilia Basil. Esta mujer, de origen libanés, había llegado a Buenos Aires en 1940. Tuvo varios trabajos hasta que consiguió empleo en un almacén frigorífico. Era un trabajo de hombres, pero ella tenía la fuerza suficiente. Con el tiempo se casó con Felipe Coronel Rueda y juntos compraron una casa que convirtieron en restaurante. Estaba situado en la esquina de Pasco y la Avenida Garay y lo llamaron Yamil (hoy hay un autolavado). Pero no pagaron toda la propiedad y solucionaron la deuda permitiendo vivir a su dueño, José Petriella, en el fondo. Pronto Emilia se convirtió en la amante de Petriella... pero él quiso más y comenzó a acosarla. El 24 de marzo de 1973, Emilia resolvió el problema ahorcándolo con un hilo de nylon y, como no sabía qué hacer con el cadáver, lo decapitó y descuartizó los miembros, dejando el torso en una caja de manzanas en la calle. Decidió utilizar la cabeza y extremidades para guisar. Marisa Grinstein, en su libro Mujeres Asesinas, que dio pie a la serie de televisión (cuatro temporadas) del mismo título, lo cuenta así: “... fue llevando en una palangana a quien fuera su amante, trozo a trozo, hasta la cocina. Buscó las ollas más grandes y puso a hervir algunos cortes; en unas fuentes para horno puso a asar otros. No se olvidó de condimentar todo: era probable que la carne tuviera un gusto diferente, y había que evitar que alguien sospechara. Con la carne hervida hizo un guiso y empanadas árabes. Con la carne asada, un salpicón que llenó de mayonesa y huevo duro”.

La policía encontró el torso en el callejón, averiguó el resto y así acabó la historia de la Sweeney de San Cristóbal.

Me hace gracia el boom de las empanadas argentinas en Madrid. Qué tendrá ese sabor...

25 febrero 2008

HOORAY FOR HOLLYWOOD

No quiero irme a dormir sin mostrar aquí mi creencia de que aún queda gente buena en el mundo. Gente especial que hace cosas especiales y otras personas que lo saben captar y apreciar. Me refiero a Glen Hansard y Marketa Irglova, que han sido recompensados por su conmovedora canción Falling Slowly, de esa joya de película, Once, repleta de bellas canciones, miradas sinceras y silencios llenos de palabras. Desde su estreno no me he cansado de recomendar esta pequeña gran película a todas las personas que conozco y aún no tengo noticia de nadie (de mi entorno o de fuera) que haya dicho una sola cosa en contra de esta joya.

Viendo la gala, donde Disney tenía tres de las cinco canciones candidatas, he tenido claro que ellos iban a ganar. Se respiraba. Verles interpretar su propia canción junto a la orquesta de Bill Conti, ha sido una delicia. Cómo se miraban, los nervios... Pero oír sus nombres leídos por John Travolta y cómo han recibido la noticia... Realmente emocionante. Me ha hecho mucha ilusión escuchar el discurso anonadado de Glen y aplaudo al magnífico Jon Stewart (una vez más estupendo anfitrión de la velada) la oportunidad de hacer volver en el bloque siguiente a Marketa para que pudiese decir las palabras que antes no le habían dejado por eso de los discursos breves. Ahí ella ha sido, como en la película, una de las personas más transparentes que he visto nunca. Ha recordado lo importante que es perseguir nuestros sueños, sin importar lo difícil que parezcan, la necesidad de no rendirse.



Para acabar esta crónica de estos Oscar en su 80 entrega, no quiero hablar de tecnicismos, sólo de emociones, que es lo que ha estado rondando toda la noche. A la una y pico de la madrugada le dije a mi amigo Borja que sentía que iba a ganar Diablo Cody como guionista de Juno, como pasó con el guión de Little Miss Sunshine. Así ha sido y me ha encantado ver a esa novata guionista (ex stripper con novio de Internet) recogiendo el premio realmente sorprendida. Y también emocionada estaba Marion Cotillard por su merecido reconocimiento de su trabajazo en La Vie en Rose. Y ella agradeciéndoselo a la vida, al amor y diciendo que debe de ser cierto que hay ángeles en esa ciudad...

Mi enhorabuena y quitada de sombrero a Javier Bardem. Un hombre por el que todos sabéis que no tengo mucha predilección como actor, pero que me ha dejado sin palabras con su discurso. Muy acertado dejar a un lado los speeches anti Bush para soltar esa estupenda parrafada en español dedicándole el premio a la saga de la que viene y, en general, a todos los cómicos españoles que han dignificado esta profesión. Olé, monstruo.

Y resuena en mí la frase con la que ha acabado Glen Hansard: Make art, make art!

01 febrero 2008

GRABITATE-EZEAN

Se supone que la música de mi infancia debiera haber sido Enrique y Ana, Parchís, Los Botones... Pero fue Genesis, Yes, Camel, Pink Floyd, Jethro Tull, David Bowie, Stevie Wonder, Supertramp... gracias a mis hermanos, y Nat King Cole, Caterina Valente, Charles Aznavour, Sacha Distel, Juan Serrano, Connie Francis, Eydie Gormé, Glenn Miller, Renato Carosone... gracias a mis padres y aquellos viajes interminables de cassette autoreverse.

Recuerdo cómo pedí para mi décimo cumpleaños el último disco de Mike Oldfield (Islands) y la banda sonora de The Princess Bride de Mark Knopfler, y los escuché en mi tocadiscos de Fisher-Price.

El otro día estaba teniendo una tarde de esas de buceo emocional a pulmón libre que tanto me aportan, cuando me reencontré con una canción de mi infancia y luego juventud. Es un tema del grupo Itoiz (1976-1988). Después del imprescindible disco conceptual Ezequiel (1978), de algo así como folkrock progresivo, y Alkolea (1980), dieron un cambio abosluto para convertirse en una banda poprock con mucho rollito reggae/ska, lo que les proporcionó un éxito comercial notorio en Euskadi y que incluso se les conociera en España y Francia. La canción en cuestión, la que más me gusta de esta gente, se aleja de esa onda ska que les valió el apodo de "los Police vascos". Se trata de As Noites da Radio Lisboa (del álbum Musikaz Blai, 1982), una bella canción que reúne todos los tópicos del estilo de producción musical ochentera, y que tanto me gustan. Aquí la letra y la traducción. A disfrutar, espero.


Ezpazioan orteaz ertzik ez... lehiotik at
argiak bustitzen du nere ontzia
grabitate ezean nigan oriomen oro
iragana bihurtzen da gardena
Lurraren azala ximeldu zen
harrizko uhinak, plastikozko mende
infinitora narama, ni naiz Ulises
planetaren hautsak haizeak
zabaltzen ditu orbean
Itzalean logelan flexoaren ondoan
irratia bihotz baten taupadak nahasten ziren
Radio Lisboaren emisioez
gauaren azken mugetan... mugan


AS NOITES DA RADIO LISBOA

En el espacio el cielo no tiene orillas
la luz moja mi nave
en un mundo sin gravedad mis recuerdos
transparentan el pasado
Se marchitó la piel de la tierra
las olas se petrificaron
y comenzó la era de plástico
que me arrastra al infinito
como un nuevo Ulises
mientras un viento expande
los restos del planeta por el orbe
En mi habitación, junto a la luz tenue del flexo,
la radio testigo de cómo se mezclaban
los latidos de un corazón
con las emisiones de Radio Lisboa
en las fronteras de la noche


Y un vídeo de otra canción, "Happening" Baserria, del mismo LP, ya de su estilo más recordado.