25 febrero 2008

HOORAY FOR HOLLYWOOD

No quiero irme a dormir sin mostrar aquí mi creencia de que aún queda gente buena en el mundo. Gente especial que hace cosas especiales y otras personas que lo saben captar y apreciar. Me refiero a Glen Hansard y Marketa Irglova, que han sido recompensados por su conmovedora canción Falling Slowly, de esa joya de película, Once, repleta de bellas canciones, miradas sinceras y silencios llenos de palabras. Desde su estreno no me he cansado de recomendar esta pequeña gran película a todas las personas que conozco y aún no tengo noticia de nadie (de mi entorno o de fuera) que haya dicho una sola cosa en contra de esta joya.

Viendo la gala, donde Disney tenía tres de las cinco canciones candidatas, he tenido claro que ellos iban a ganar. Se respiraba. Verles interpretar su propia canción junto a la orquesta de Bill Conti, ha sido una delicia. Cómo se miraban, los nervios... Pero oír sus nombres leídos por John Travolta y cómo han recibido la noticia... Realmente emocionante. Me ha hecho mucha ilusión escuchar el discurso anonadado de Glen y aplaudo al magnífico Jon Stewart (una vez más estupendo anfitrión de la velada) la oportunidad de hacer volver en el bloque siguiente a Marketa para que pudiese decir las palabras que antes no le habían dejado por eso de los discursos breves. Ahí ella ha sido, como en la película, una de las personas más transparentes que he visto nunca. Ha recordado lo importante que es perseguir nuestros sueños, sin importar lo difícil que parezcan, la necesidad de no rendirse.



Para acabar esta crónica de estos Oscar en su 80 entrega, no quiero hablar de tecnicismos, sólo de emociones, que es lo que ha estado rondando toda la noche. A la una y pico de la madrugada le dije a mi amigo Borja que sentía que iba a ganar Diablo Cody como guionista de Juno, como pasó con el guión de Little Miss Sunshine. Así ha sido y me ha encantado ver a esa novata guionista (ex stripper con novio de Internet) recogiendo el premio realmente sorprendida. Y también emocionada estaba Marion Cotillard por su merecido reconocimiento de su trabajazo en La Vie en Rose. Y ella agradeciéndoselo a la vida, al amor y diciendo que debe de ser cierto que hay ángeles en esa ciudad...

Mi enhorabuena y quitada de sombrero a Javier Bardem. Un hombre por el que todos sabéis que no tengo mucha predilección como actor, pero que me ha dejado sin palabras con su discurso. Muy acertado dejar a un lado los speeches anti Bush para soltar esa estupenda parrafada en español dedicándole el premio a la saga de la que viene y, en general, a todos los cómicos españoles que han dignificado esta profesión. Olé, monstruo.

Y resuena en mí la frase con la que ha acabado Glen Hansard: Make art, make art!