Solamente al ver el teatro Kodak reacondicionado para la ocasión, decoración retro, orquesta en el escenario... la cosa prometía. Y luego ha salido un Hugh Jackman guapísimo, afilado, chispeante, y nos regala ese pedazo de número musical riéndose con ingenio de la recesión mientras repasa las películas del año. Señores, eso que ha hecho ha sido extremadamente difícil, y lo ha ejecutado con una precisión de neurocirujano exigente. No me puede caer mejor ese hombre. Menudo arranque de gala y debut como presentador.
El primer Oscar de la noche estaba bastante cantado, pero ha sido sorprendente ver cómo se ha articulado. Si Penélope Cruz puede estar contenta por haber ganado el premio, no debería tener manera de agradecer haber entrado en ese selecto club de la manera en que lo ha hecho, junto a esas mujeres que la han acogido en una suerte de ceremonia iniciática. "I grew up in a place called Alcobendas, where this was not a very realistic dream", ya es una frase histórica. Al tiempo.
Los atrevidos arreglos musicales que Michael Giacchino ha hecho de los grandes temas de Hollywood durante toda la gala, son muy de agradecer. Billl Conti necesitaba un descanso ya.
Genial Ben Stiller parodiando al gilipollas de Joaquin Phoenix. Buena idea la de los decorados temáticos por bloques de premios.
Cerca de las cuatro de la mañana, numerazo creado por Baz Luhrmann. Ingenioso popurrí de musicales donde vuelve a dejarme loco Jackman, que termina gritando "The musical is back!". Ya nos enteraremos, pero a mí me parece que Beyoncé hacía playback. Sonaba absolutamente diferente que Hugh, Zac Efron, Vanessa Hudgens, Amanda Seyfried y Dominic Cooper, además de ligeramente fuera de sincro.
El otro premio prácticamente seguro era el de Heath Ledger, librado después de esa ronda de oscarizados actores repasando las interpretaciones de los nominados como si fueran a salir volando en el espejo de los malos de Superman. Un momento bonito el de sus elegantes (y enteros) padres y hermana recogiendo el premio en su nombre y para su hija Matilda.
Una sección que nunca me ha gustado, en ninguna ceremonia de entrega de premios, es la del recuerdo de los fallecidos. Más que nada por el agravio comparativo de la cantidad de aplausos ofrecidos. En esta ocasión, he de elogiar lo elaborado de esos vídeos en varias pantallas de diferentes tamaños. Y que lo acompañara ajustadamente en directo Queen Latifah. Igualito que Eva Amaral en los Goya, repitiendo una y otra vez la misma canción hasta que acababa el vídeo...
Curiosa la reestructuración del orden habitual de casi todos los premios y cómo pilló desprevenidos a los directores. Pero más sorpresiva fue la victoria de Sean Penn ante el que todos daban como ganador, Mickey Rourke, sobre todo después del discurso de Ben Kingsley.
La gran goleadora de la noche, como era de esperar, Slumdog Millionaire, con ocho de diez. Gran flop de la velada, El Curioso Caso de Benjamin Button, que se ha llevado tres premios (técnicos) de los trece a los que optaba.
Mi incógnita es: ¿quién engañó con ese estilismo a Philip Seymour Hoffman?
Este es Danny Boyle de pequeño. Hoy se ha pasado la noche sorprendido, nervioso y emocionado. Ole.
Para acabar la crónica, dos regalos: una canción de Slumdog Millionaire, Dreams on Fire, a mi juicio mejor que las dos que había nominadas de esa peli, ganadora una de ellas.
Y lo que ha dicho A.R. Rahman, el compositor, al recoger su segundo Oscar de la noche:
"All my life I had a choice of hate and love. I chose love and I'm here. God bless."